domingo, 24 de junio de 2012

Despertar...

MI ÁRBOL MAGICO: LO BAUTICÉ,  DESPERTAR
Me gustaría compartir con tod@s vosotr@s en este escrito lo que para mi ha significado la experiencia de estos seis años juntos. 

Much@s me habéis acompañado en todo este tiempo, otr@s vinieron, se fueron y volvieron otra vez, otr@s temporalmente asomaron por esa cálida clase y estuvieron el tiempo que las circunstancias le ofrecieron. 

De todas maneras, desde mi experiencia cada un@ tuvo su lugar y su colchoneta para aprender a ver su cuerpo, sentirlo, darse cuenta de la sabiduría que hay en él y escuchar los mensajes que hay detrás de cada dolor, contractura, inflamación, tensión o lesión. 

Juntos aprendimos a que había una palabra que en clase no se decía: imposible, y aprendimos que cada uno tiene su propio ritmo y su propia historia corporal.

Aprendimos a ser una familia aún sin apenas conocernos, y dimos la oportunidad a aquel que quisiera el poderlo comprobar y formar parte de ella.

Aprendimos a ver al otro, aún sintiendo incomodidad, al segundo comprendíamos que podíamos ser el otro y sonreíamos cómplices del miedo que suscita aprender algo nuevo y con nueva compañía.

Nuestra carta de presentación en esas mañanas y tardes era una sonrisa y un ¿Cómo estáis?, seguido de ejercicios que espero hayan alimentado, como siempre os digo, vuestro cuerpo, mente y espíritu. De eso se trata, hemos conseguido ser mejores y volver la mirada a los conflictos con una respiración profunda desde el diafragma y asentar los corazones con frases directas al corazón del que las lee que apaciguan el dolor y aleja las nubes de la confusión.

Qué bonito todo lo que hemos conseguido, hemos sido divertid@s, seri@s, elegantes, imprevisibles, organizados, valientes, comedid@s, rebeldes, emocionales, práctic@s, adaptad@s, y nos hemos permitido hablar de energía vital y de explorar todo aquello que es bueno y nos enriquece. 

Así, pude compartir lo que he aprendido sin miedo, sólo con Amor y ganas de haceros sentir mejor de lo que veníais, y que me pidiérais las relajaciones como parte del proceso de bienestar que conseguíais con cada sesión.

Ver como vuestro cuerpo, mente y conciencia se abrían al proceso de crecimiento ha sido el mayor regalo que me habéis dado. Gracias por las confidencias de algun@s sobre vuestra evolución y mi implicación en ella. 

A l@s que abiertamente lo habéis compartido, agradeceros vuestra confianza y el haberme hecho partícipe a mí y a los demás de vuestros cambios de esta manera tan cálida.

Karmel.

1 comentarios:

Charo dijo...

La cosa más insignificante puede cambiarte la vida. Cuando menos te lo esperas, ocurre algo por casualidad que te embarca en un viaje que no habías planeado, rumbo a un futuro jamás imaginado. Quien sabe a donde te llevará, es la aventura de nuestra vida, nuestra búsqueda de la luz... Así fue, decisiones ajenas me hicieron conocerte, conocer tu forma de vivir, de entender y de enseñar la práctica del pilates. Un viaje no imaginado que me ha encantado hacer, un futuro que sé ya es diferente porque tú eres así... diferente y me has enseñado mucho más de lo que imaginas sobre mi cuerpo, mi respiración y yo misma; has conseguido que alcance la serenidad en días que no imaginas lo que arrastraba hasta la clase. Por ser y por estar, mil gracias.
Por tu decisión de cambio, por tu lucha por alcanzar tus deseos... todos los éxitos en tu nueva andadura.