domingo, 1 de abril de 2012


El hombre es un misterio, la mujer es un misterio, todo lo que existe es un misterio, y todos nuestros esfuerzos para comprender­lo van a fracasar.

Recuerdo a un hombre que estaba comprando un regalo para su hijo en una tienda de juguetes por Navidad. Era un conoci­do matemático, así que, naturalmente, el dependiente le trajo un rompecabezas. El matemático trató de resolverlo… era un bello rompecabezas. Lo intentó y lo intentó y lo intentó, y empezó a sudar. La situación se estaba volviendo incómoda. Los clientes y los vendedores y el dependiente estaban mirando, y él no logra­ba resolver el rompecabezas.

Finalmente, abandonó la idea y gri­tó al dependiente: «Soy matemático, y si ni siquiera yo puedo resolver el rompecabezas, ¿cómo cree que va a poder mi hijo pe­queño?»

El dependiente dijo: «Usted no comprende. Está hecho de tal manera que nadie puede resolverlo, matemático o no matemá­tico.»

El matemático dijo: «Pero, ¿por qué lo han hecho así?»

El dependiente dijo: «Está hecho de esa forma para que el mu­chacho empiece a comprender desde el principio que la vida no se puede resolver, no se puede comprender.»

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