jueves, 22 de septiembre de 2011

La Sombra


“Cuando tenemos 1 ó 2 años de edad, tenemos lo que podríamos visualizar como una personalidad d
e 360 grados:

irradiamos energía desde todos los ángulos de nuestro cuerpo y de nuestra psique.



Un niño corriendo es un enorme y vital globo de energía. Muy bien, tenemos un globo de energía, pero un día nos damos cuenta de que a nuestros padres no le gustan ciertas partes del globo…



Detrás nuestro tenemos una bolsa invisible, y en ella vamos colocando lo que a nuestros padres no les gusta, para conservar su amor.



Para el momento en que vamos al colegio nuestra bolsa ya está bastante larga, y allí nuestros maestros nos enseñan a hacerla más larga aún…



Luego vamos al bachillerato y allí son las personas de nuestra misma edad las que nos presionan y el contenido de la bolsa sigue creciendo….



Para el momento en que tenemos 20 años de edad, lo que queda del globo redondo de energía, es una delgada tajada.



Imaginemos un hombre alrededor de sus 24, que tiene una delgada tajada de energía –el resto está en la bolsa- e imaginemos que conoce a una mujer. Ella también tiene una delgada y elegante tajada que le ha quedado. Ellos se juntan en una ceremonia y esta unión de estas dos tajadas la llamamos matrimonio. ¡Incluso uniendo los dos no llegan a hacer una persona!...



Diferentes culturas llenan la bolsa con diferentes contenidos…



Nos pasamos nuestros primeros 20 años de vida decidiendo que partes de nosotros mismos ponemos en la bolsa, y nos pasamos el resto de nuestra vida tratando de sacarlas nuevamente. Algunas veces esto se hace imposible. Es como si la bolsa se hubiese sellado. Y, ¿qué pasa entonces?...



Dr. Jekyll and Mr. Hyde nos da una idea: la parte agradable de nuestra personalidad se hace, en nuestra cultura idealística, más y más agradable…pero la sustancia que está en la bolsa adquiere una personalidad propia. No puede ser ignorada.



La historia de Stevenson nos dice que la sustancia encerrada en la bolsa, un día, aparece en otro lado de la ciudad. La sustancia en la bolsa se siente furiosa, y si lo observan, luce como un gran mono y se mueve como un gran mono…



La historia nos dice que cuando ponemos una parte de nosotros en la bolsa, ésta sufre una regresión. Se de-evoluciona hacia el barbarismo…y cuando aparece nuevamente se acompaña de miedo y rabia….



Cada parte de nuestra personalidad que no amamos desarrollará una hostilidad hacia nosotros…”


Robert Bly, 1988.

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